La tierra en el siglo 22 se ha llenado a capacidad, con 24+ billones de personas, y las fuentes de alimentación no dan abasto. Con suerte y tecnología hemos descubierto un planeta que puede sostener vida humana, y hemos creado una nave que llevaría a unos 60 mil colonizadores para comenzar de nuevo, aclarando el camino a los que se quedan atrás. El viaje se supone que tarda 193 años, así que dormir en animación suspendida es de rigor.
El problema (y la película) comienza cuando uno de los encargados de comandar la nave se despierta de un sueño así, y descubre una nave al parecer a la deriva en el espacio, sin tripulación y casi sin potencia. El misterio (y el terror) crece cuando descubre una raza de humanoides caníbales viviendo en la nave, y matando a los humanos que hayan despertado.
La misión que se autoimpone es llegar al reactor, al otro lado de la inmensa nave, y arreglarlo antes que explote todo.
Es una mezcla de ciencia ficción y monstruos, con algo de arca de Noé y el Loco Max.
No aburre, los escenarios dentro de la nave se asemejan a los pasillos de un submarino gigante y ayudan con la claustrofobia y el sentido del temor, el guión es coherente (todo lo que sucede tiene una respuesta lógica), y los ‘malos’ son terroríficos. Ben Foster consigue un raro papel de bueno.
7 condiciones-sicológicas-causadas-por-largos-períodos-de-viaje-en-el-espacio-y-animación-suspendida de 10.
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