Eddie Murphy sigue su racha de películas mediocres con esta en la que su hija de 7 años, usando una mantita protectora y algunas amigas imaginarias, le ayuda con su trabajo de compra y venta de acciones de compañías. El constante contacto con su hija lo va convirtiendo en un mejor padre.
La niña es adorable (obviamente es el requisito principal para comedias deste tipo) y la escena en la que cocinan es chistosa, pero todo lo otro es aburrido. Hay gente con suerte, porque son pocos los actores con tan mala racha que seguirían consiguiendo papeles principales.
3.5 momentos-en-que-pensé-que-la-dañarían-más-enseñando-que-las-amigas-eran-reales-después-de-todo de 10.
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