Me encanta cuando hay más de un fuerte de la actuación en una película. Especialmente cuando el guión es muy bueno.En esta película Robert Downey Jr. es un excelente abogado de Los Angeles que demuestra superioridad en su trabajo sin ningún apego personal. El es de los que cobran mucho mucho dinero, y no le importa demasiado a quien representa. Cuando su madre, que vive en un pueblito de Indiana donde Robert creció, se muere, él vuelve al viejo pueblo para el funeral, y de paso se reencuentra con todas las personas y lugares que dejó atrás cuando se fue para la costa oeste. Muchos sentimientos reprimidos salen a flotar. Su relación más contenciosa es con su padre, un juez de la localidad que todos consideran estricto pero bueno, y que ahora se ve involucrado en un gran problema con la ley. Siendo el padre un juez te puedes dar cuenta lo difícil que es la relación entre padre e hijo, ya que aquél no se deja manejar como cualquier cliente, y el caso amerita que haga lo que dice su hijo. Es como cuando dicen que los doctores son los peores pacientes.
Los Roberts se la traen en esta película, aprovechando un guión lleno de conversaciones interesantes, rápidas e inteligentes. Muchos buenos actores pueblan el resto del reparto. Duvall consigue otra nominación al Oscar, acentuando su capacidad como uno de los mejores actores de su generación. Me entretuve mucho viendo la película, la interacción entre Robert y la chica que dejó atrás, Vera; con el abogado de la oposición, Billy, que tiene motivos ulteriores para hacer lo que está haciendo; con sus dos hermanos, ambos residentes del pueblo y con vidas muy diferentes a la del protagonista.
Un buen drama con muchos toques de comedia, buen diálogo, buenas actuaciones. La recomiendo.
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