miércoles, 28 de octubre de 2009

State Of Play

A mí me gustan las tramas políticas en las que los planes malvados son tan enredados que al protagonista le toma mucho tiempo entender exactamente qué es lo que está pasando. Aunque esta película, acerca de un par de periodistas que se topan con dos casos diferentes de asesinatos que terminan mezclados en la misma intriga sórdida, tiene una buena y escurridiza trama que navega un poco en el Washington real destos tiempos (haciendo alusión a compañías estilo Haliburton), no puedo más que notar que la historia se siente falsa, traída de los cabellos. Es que, a diferencia de otras películas del género, esta se siente creada por escritores, no sacada de la vida real y plasmada en celuloide.
Está bien, estoy protestando una película buena que me entretuvo. Las actuaciones son buenas, y los personajes son creíbles (algunos no son tan desarrollados como fueron quizá originalmente planeados, ejemplo vivo en la reportera de internet). Quizá si hubiera sentido más urgencia o peligro (que te digan ‘date prisa’ no significa que sientes que hay presión), creería más en el resultado. Ben lo hace muy bien como congresista, pero aún no se ve de la edad de Maximus o Buttercup como para ser contemporáneo.
7.5 pizzas-llevadas-a-domicilio-que-salieron-bien-costosas de 10.

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