Para ser cura, padre, pastor, de iglesia, se supone que uno debe sentir el “llamado”, al igual que para ser doctor. Al parecer, y al igual que pasa con muchos doctores mediocres, no todo el mundo se mete en ese mundo pensando en salvar almas y demás. Este muchacho no tenía, en su mente, muchos caminos que escoger, así que decidió entrar a un seminario y estudiar para ser padre católico.
Al final de su carrera de estudiante decide no ordenarse y, justo cuando estaba decidiendo dejarlo todo, el cura jefe de la ‘universidad’ le ofrece un verano en el Vaticano pagado por ellos, para que aprenda acerca de exorcismos bajo la tutela de expertos. Con nada que perder, el muchacho viaja a Roma. Allí conoce al más experto de los supuestos exorcistas católicos, Anthony Hopkins, quien poco a poco le va mostrando las señales y trucos del ‘negocio’. Hay que creer en cosas así para poder hacer algo al respecto. Tendrá el muchacho la fe suficiente?
La película es buena, mantiene una trama que va al punto directamente sin dar mucho preámbulo, y no llena toda escena con efectos especiales. Los efectos que sí usan están bien logrados y sirven para establecer el estado de ánimo general. Anthony es bueno en el papel que tiene, con algunos de sus tics normales pero funcionan bien aquí.
7.5 pequeños-tropiezos-en-la-acera-que-uno-nunca-imagina-tendrán-más-consecuencia-que-un-adolorido-tobillo de 10.
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