jueves, 4 de marzo de 2010

2012

Hay un tipo de película que atrae a las multitudes porque es la definición de espectáculo, algo capaz de atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros afectos más o menos vivos o nobles. El deseo innato humano de presenciar desastres o calamidades (cuántos de nosotros no hemos sufrido de horas de embotellamientos porque todos, incluyéndonos, tenemos! que ver qué sucedió en ese accidente allá adelante?) es complacido sin verdadera tragedia humana por el séptimo arte. Desde el filme real de cómo quedó San Francisco, California, luego del terremoto del 1906, pasando por destrucción de ciudades (Terremoto, Armagedón, etc.), barcos (la Aventura del Poseidón), todo o casi todo ha pasado por las manos de los expertos en efectos especiales. Si existiera un listado, creo que la pobre torre Eiffel ganaría la cuenta por más destrucciones en películas, aventajando no por mucho a la estatua de la Libertad, la Casa Blanca de los Estados Unidos y la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Esta película no está contenta con destruir algo de nuestro planeta. Es todo o nada, y en perfecto detalle.
La historia va así: los Mayas hace miles de años hicieron un calendario bien chévere que, por mala suerte, tenía fecha de expiración del 2012 (quizá pensaban que no iban a llegar tan lejos, aunque aún hay descendientes de Mayas). Un loco en la anterior década del 50 se agarró de la fecha y dijo que con eso ellos predijeron el fin del mundo. Muy poca gente prestó atención, pero como ya estamos a la vuelta de la esquina, pues oootra vez hay gente asustada por disparate. Ya nos pasó con el Y2K o A2M o no sé qué usaste tú. Me gusta Y2K.
El verdugo destructor por excelencia de nuestro planeta (el director de Día de Independencia, Día después de Mañana, etc.) se agarra desta historia y nos cuenta cómo varios personajes de diferentes ámbitos de la vida tratan de evitar, y luego huir de, una casi cierta muerte por parte de una tierra sobrecalentada por ráfagas solares. Las historias de familias son moldeadas al mismo estilo de todas las otras películas ‘desastre’, con héroes entre nosotros saliendo a relucir de entre ninguna raza o credo en particular. Nada del otro mundo. El asunto aquí son los efectos especiales.
Aparte de algunos momentos en que las imágenes se vieron falsas (saliendo en limusina de Los Angeles), es increíble todo lo que pasa (y lo que pasan los personajes).
Es una hecatombe masiva como no se ha hecho en el cine hasta ahora, tan visualmente real que uno se pone en las situaciones y se pregunta cómo sobreviviré yo a eso? Me gustó, no estaba buscando un guión elaborado ni nada por el estilo. Woody Harrelson casi nunca puede hacer un papel que no sea de loco?
8.2 expresiones-físicas-con-la-mano-totalmente-naturales-cuando-se-está-cerrando-una-escotilla de 10.

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