Esta es una gran película. Pensé que ganaría el Oscar, pero no había visto la eventual ganadora cuando vi esta, y entiendo por qué no ganó esta. Sin embargo, merece estar en esa lista.
La gran venta es una película que trata de mostrarnos las circunstancias y eventos que culminaron con la caída económica del 2008, y la depresión económica que arropó a los Estados Unidos y luego al mundo, de una forma simple y lógica, o tan simple como los líos monetarios pueden ser para quien no brega con eso.
Básicamente sucedió lo siguiente: un carajo en los 80 (todos los detalles se los dejo a la película) decidió empaquetar miles de hipotecas de casas en grupos, llamarles de una forma, y vender seguros basados en esos grupos, que ‘nunca’ fallarían porque la gente paga sus hipotecas sin falta. Mientras más gente consigue hipotecas, más grupos se pueden crear, más ventas y por ende, más comisiones para los vendedores. Llega un momento en que todo el que puede comprar casas ya tiene una casa, y no es como que uno cambia de casas e hipotecas como si fueran teléfonos celulares, así que los banqueros verdugos, deseosos de más comisiones, comenzaron a aprobar hipotecas a personas que obviamente no calificaban, sea por mal crédito, desempleo, entradas de dinero que no cubren, etc. Aquí llegan nuestros protagonistas, quienes no se conocen entre ellos pero llegaron a la misma conclusión por diferentes caminos: estos nuevos grupos de hipotecas formados por malas hipotecas van a fracasar y van a desmoronar la infraestructura completa, y así la economía del país y quizá global. Y deciden, si estos idiotas no se están dando cuenta o no les importa, pues nos vamos a hacer de dinero con eso. Y deciden apostar en contra de las hipotecas, efectivamente apostando en contra de la economía, apostando a que todo va a fallar y los bancos van a quebrar. Esa es la gran venta. Pero claro, tienes que ver la película para ver la excelente manera en que lo explican todo.
Las actuaciones son excelentes, algunas de las cuales fueron nominadas, y la película es bien entretenida, más aún porque el tema es en sí aburridísimo.
84 millones que se vuelven 80 ‘misteriosamente’ de 100.
La gran venta es una película que trata de mostrarnos las circunstancias y eventos que culminaron con la caída económica del 2008, y la depresión económica que arropó a los Estados Unidos y luego al mundo, de una forma simple y lógica, o tan simple como los líos monetarios pueden ser para quien no brega con eso.
Básicamente sucedió lo siguiente: un carajo en los 80 (todos los detalles se los dejo a la película) decidió empaquetar miles de hipotecas de casas en grupos, llamarles de una forma, y vender seguros basados en esos grupos, que ‘nunca’ fallarían porque la gente paga sus hipotecas sin falta. Mientras más gente consigue hipotecas, más grupos se pueden crear, más ventas y por ende, más comisiones para los vendedores. Llega un momento en que todo el que puede comprar casas ya tiene una casa, y no es como que uno cambia de casas e hipotecas como si fueran teléfonos celulares, así que los banqueros verdugos, deseosos de más comisiones, comenzaron a aprobar hipotecas a personas que obviamente no calificaban, sea por mal crédito, desempleo, entradas de dinero que no cubren, etc. Aquí llegan nuestros protagonistas, quienes no se conocen entre ellos pero llegaron a la misma conclusión por diferentes caminos: estos nuevos grupos de hipotecas formados por malas hipotecas van a fracasar y van a desmoronar la infraestructura completa, y así la economía del país y quizá global. Y deciden, si estos idiotas no se están dando cuenta o no les importa, pues nos vamos a hacer de dinero con eso. Y deciden apostar en contra de las hipotecas, efectivamente apostando en contra de la economía, apostando a que todo va a fallar y los bancos van a quebrar. Esa es la gran venta. Pero claro, tienes que ver la película para ver la excelente manera en que lo explican todo.
Las actuaciones son excelentes, algunas de las cuales fueron nominadas, y la película es bien entretenida, más aún porque el tema es en sí aburridísimo.
84 millones que se vuelven 80 ‘misteriosamente’ de 100.
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