En la película Olvidando a Sarah Marshall el protagonista viaja a Hawaii para olvidarse de la titular ex-novia y, sin querer, encontrarse con ella, que también está de paseo con su nuevo novio, un artista famoso de rock. Es este personaje secundario quien recibe ahora el primer lugar en esta película acerca de un joven con aspiraciones de ejecutivo del mundo de la música, quien ha sido encargado una misión ‘importante’ de la que depende su trabajo. La misión: lograr que la estrella de rock se aleje lo suficiente de sus dependencias narcóticas y alcohólicas para que llegue a tiempo a un concierto pre-vendido en el teatro Griego donde hace 10 años se dio a conocer. O sea, llevarlo al Griego, como dice el título.
Durante el viaje desde Londres hasta Los Angeles muchos desastres suceden, y ambos aprenden cosas del otro y de la vida.
Es una comedia con un humor muy específico que no veo a todo el mundo disfrutando, pero que me agradó más que torturó. Una gran parte del hecho de que me agradara es debido al carisma del protagonista, un flaco loco con, aparentemente, nada que perder y un papel que se asemeja demasiado a la personalidad que el actor proyecta en la vida real. Unas cuantas conversaciones chistosas, y situaciones aun más locas dan para un buen tiempo viéndola.
7 paredes-peludas-que-resuelven-y-tranquilizan-cuando-la-vida-se-complica de 10.
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