Wrong Turn 3: Left For Dead

La primera parte trataba de unos maniáticos caníbales consanguíneos que cazaban a cualquiera que se perdiera en el paraje de bosque que ellos habitaban. El giro equivocado del título se refería a la elección de un ‘atajo’ para llegar más rápido al otro lado del bosque, sin saber que el atajo los ponía más cerca de la muerte. Algunos de los maniáticos de la familia murieron durante la primera parte, y algunos más murieron en la segunda e inferior parte. Ahora en la tercera sólo queda un loco de los originales, y otro pequeño que no sabemos de dónde salió. Pero así como la primera parte tuvo su mérito por mantener la tensión y darle una nueva capa de pintura a un tema viejo (Burt Reynolds tuvo un encuentro memorable con familiares destos locos una vez), en esta secuela ya vemos el desgaste, ya no hay mucha más agua que sacarle a este pozo. Ahora el orate deformado es casi superhumano, aguanta de toda clase de heridas (púas, tiros, cuchilladas, empaladas, etc.) y sigue como un trinquete, y al parecer tiene un transportador de moléculas, porque puede llegar a cualquier punto del bosque donde se encuentren los protagonistas en un dos por tres, incluso arriba de árboles. Se me olvidaba que muchos de los cazados son prisioneros que escaparon, o sea que algunos sí se merecen lo que se encuentren en el monte. El preso líder es igualito a Tony Banderas, pero más gordito.
La película no es aburrida, y tiene unas muertes bien asquerosas aunque visiblemente hechas a computadora (supongo que es uno de los puntos por los que hacen estas secuelas), pero la producción y el guión son verdaderamente inferiores. Estos bosques no se ven tan amenazantes como los originales, quizá es que en este caso Virginia del Oeste fue reemplazada en la filmación por algún bosque de Europa Oriental.
3.8 veces-que-el-idiota-dice-que-ya-se-murió-el-malo,-sólo-para-tener-que-volver-a-enfrentarlo de 10.