Paul y Stifler se meten en un lío con la ley (nada realmente villano como drogas o asesinato), y deben cumplir 30 días en una prisión o 150 horas de servicio comunitario. Cuando deciden por la opción que no incluye violaciones, el juez los sentencia a ser mentores de chicos en un campamento de verano. Los dos chicos a quienes tienen que cuidar tienen unas personalidades bien ‘delineadas’, por decirlo suavemente. Poco a poco los protagonistas se van encariñando con los jovencitos, y a pensar y actuar un poco más como adultos (aunque sea todo lo contrario en la última media hora). Ya, eso es todo.
Normalmente me da mucha risa Paul Rudd, pero esta vez fue mal empleado como el vendedor de una bebida energética que, aburrido de su trabajo y furioso internamente del rumbo que lleva su vida, decide explotar de una forma que causa el lío de la primera oración.
Los personajes y los actores, tienen momentos graciosos y logran con creces lo que se le pide dellos. Pero la historia es aburrida, sin sentido y todo como que se arregla muy fácil. Es como que dijeron “ya llevamos hora y media de película filmada, cierra de la forma más rápida que nos están cobrando por minuto”. Pudo haber sido mejor.
6.7 razones-para-ser-persona-de-confianza-de-un-juez de 10.
Normalmente me da mucha risa Paul Rudd, pero esta vez fue mal empleado como el vendedor de una bebida energética que, aburrido de su trabajo y furioso internamente del rumbo que lleva su vida, decide explotar de una forma que causa el lío de la primera oración.
Los personajes y los actores, tienen momentos graciosos y logran con creces lo que se le pide dellos. Pero la historia es aburrida, sin sentido y todo como que se arregla muy fácil. Es como que dijeron “ya llevamos hora y media de película filmada, cierra de la forma más rápida que nos están cobrando por minuto”. Pudo haber sido mejor.
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